viernes, 23 de noviembre de 2007

miércoles, 14 de noviembre de 2007

¿Murzia? No, Murcia se escribe con C de CORRECCIÓN




Se aprietan los tornillos, se lubrican los engranajes, se limpian los rodillos… Todo está apunto para que la gran “máquina política” de nuestro país acelere su ritmo de trabajo al máximo con vistas a las elecciones generales del próximo mes de marzo. Todos los partidos políticos comienzan a utilizar sus mejores armas de oratoria para, como en tiempos de los romanos, convencer al foro social de que los ideales que promueven ellos, y por lo tanto los partidos a los que representan, son los correctos, los que le benefician y por descontado los que le van bien al país.

Como en una guerra, en la lucha política de nuestros días, parece que todo vale. Descalificaciones, insultos en cubierto, verdades a medias e incluso mentiras en algunos casos son los métodos de seducción que los dirigentes de los diferentes partidos políticos utilizan para convencer al personal. También podemos encontrar promesas de cambios, mejoras y protección de los diferentes colectivos y características de las que está formada nuestra sociedad. Sin duda alguna uno de los campos en los que se vuelcan cada vez más los políticos es en la cultura y más concretamente en la educación. Nuevos planes de estudios, becas, ayudas e infinidad de propuestas para que entre todos podamos hacer de España un punto de referencia en cuanto a educación se refiere. La lengua es uno de los pilares de nuestra cultura y por lo tanto ha de ser una materia de estudio en profundidad en los centros escolares de todos los niveles ya que gracias a ella conocemos al mundo que nos rodea y podemos fijar nuestras características como comunidad cultural. Pero de todos es sabido que el lenguaje es algo vivo y que se rehace todos los días gracias a la acción creadora del ser humano. Pero esta acción ha de seguir unos patrones, unas normas y unas leyes comunes para que de este modo podamos, en primer lugar dar ejemplo a los que están aprendiéndola a utilizar y en segundo lugar, asegurarnos de que sus cambios siempre sean positivos. Estas normas han de ser iguales para todos y están muy por encima de modas, apetencias o cualquier otro capricho. De este último punto parece ser que no anda bien informado el grupo de asesores del PSOE ya que han lanzado una campaña titulada “Con Z de Zapatero” la cual indiscriminadamente transforma palabras, creando con ello incorrecciones lingüísticas muy graves, para que se adecuen a esta herramienta de promoción política para las próximas elecciones generales. Como dijo el lingüista Karl Voisser, promotor del Idealismo lingüístico, el hombre debe interactuar con el lenguaje pero siempre bajo la obligación moral de mejorarlo.

Los señores del Partido Socialista Español, parece ser que no se han dado cuenta de que, como líderes de partido ejercen una gran influencia sobre la sociedad y que todo lo que ellos digan y cómo lo digan, gracias a la comunicación viral tiene gran efecto sobre la sociedad, y más aún si las plataformas de promoción de sus eslóganes son sitios web tan visitados a escala mundial como YouTube.

Nuestra lengua es muy extensa, muy rica, por lo que no es necesario secuestrarla para utilizarla (a más inri haciéndolo mal) con fines partidistas. Hace poco pudimos escuchar al académico Juan Luís Cebrián en la presentación de dominios multilingües, reprochar al Presidente del Gobierno el uso que de la lengua se está haciendo en esta campaña con esta palabras “Señor presidente del Gobierno, dicho sea con todo el respeto y desde la leal amistad que le profeso, ruego explique a sus asesores que no hace falta asesinar la ortografía para ganar unas elecciones […]Dejen pues de amedrentarnos con las zetas, y no confundan lexicográficamente al personal, ya bastante absorto ante el aluvión de nuevas palabras de bárbaro origen que inundan los medios de comunicación”.

¿Cómo se puede hablar de mejoras en la educación si no se da ejemplo de un buen uso de uno de los pilares más importantes de la misma? ¿Podemos entender que es lícito utilizar cualquier licencia para ganar votos? La cultura ha estado “conviviendo en paz” con todos nosotros desde el nacimiento de los tiempos y, en contra de lo que nos dicta la madre naturaleza, se ha hecho más fuerte con el paso de los años. ¿Ha llegado ya la hora de su declive? Son preguntas que nos debemos hacer ya que todos somos seres creadores de nuestra cultura, de nuestra realidad.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Peter Pan y la puerilización de la sociedad.




Lo pueril, lo sencillo, lo que no cuesta y sobre todo lo que no nos da problemas es lo que vende, lo que todos buscamos. Hoy día vivimos en una sociedad posmoderna la cual ha dejado la preponderancia de la adquisición material de los bienes o servicios y centra su atención en la capacidad de acceder, tanto a la información (moneda de cambio en la actualidad puesto que es el bien más cotizado), como al ocio, el saber, el bien estar, etc. Esta nueva sociedad sufre, a día de hoy, un desequilibrio, una amnesia selectiva con la que los valores (los grandes metarrelatos), los roles y lo establecido en la Modernidad se ha esfumado, ha quedado sepultado para siempre. Por este motivo, podemos ver que el grosso de la población va perdida sin rumbo fijo buscando como postulan Berger y Luckman, la comunidad que les de el sistema de valores que más se adecue a sus posibilidades y sobre todo a sus apetencias.

Hoy día podemos ver que, como si se tratase de una carta de un buen restaurante, todos buscamos el plato que nos llene más el estómago sin tener que pagar mucho por él. Es fácil llegar a la conclusión de que este planteamiento de vida es poco factible, ya que como dice nuestro refranero español “quien algo quiere algo le cuesta”. Vicente Verdú en su obra “El estilo del mundo” hace una reflexión sobre este rumbo que está tomando la sociedad denominándola como la sociedad pueril y haciendo referencia a lo que anterior mente Lipovestky llamó “ética sin dolor”.

¿Ética sin dolor? ¿Es posible vivir en nuestros días huyendo de las preocupaciones y hocicados en tener una existencia libre de estrés, agobios y responsabilidades? Esta pregunta tiene fácil respuesta ¿verdad? Los individuos posmodernos, al ver que los deseos de paz total no se ven cumplidos, se tiran al suelo y se toman un "rebinche" en forma de dolores, millones de tipos de enfermedades relacionadas con el estrés, ansiedad, ataques al corazón y hasta en situaciones más extremas, suicidios. Ante esta situación de descontrol, “mamá sociedad” tiene que poner orden y concierto en la guardería del mundo. Para poder aplacar los ánimos y hacer soportable la existencia muchos ciudadanos recurren a métodos que sacan el niño que dicen que tenemos dentro, para de este modo volver a una época en donde solo te preocupabas de ti ya que siempre había otra persona que limpiaba todo lo que ensuciabas. Vicente Verdú en su libro dice que “bajo el reino del psicoanálisis la infancia era un pozo de conflictos, pero hoy día la puerilización general es el atajo democrático hacia la felicidad de masa”. Por medio de infinidad de terapias, libros de auto ayuda, ansiolíticos y demás placebos, intentamos huir de una situación que queramos o no queramos es real, la adultez. El síndrome de Peter Pan, hay que dejarlo a parte ya que lo más importante es darnos cuenta de lo que somos, de las responsabilidades que tenemos que afrontar y sobre todo no malgastar nuestro tiempo en esquivarlas, sino invertirlo en aprender a afrontarlas, como adultos socialmente hablando. Pero esa visión de la vida, puede poner en peligro la fácil manipulación que como a un niño, puede ejercer sobre nosotros el sistema capitalista que reina en nuestros días, el Capitalismo de Ficción, el cual alimenta la necesidad de acceder a una vida mejor por medio de sus recursos, ya que de este modo el equilibrio económico no se pierde.