Las redes sociales en Internet y la necesidad de que te vean.

Todo un mundo de redes sociales se ha abierto en muy poco tiempo ante mis ojos. Redes sociales que en algunos casos te pueden proporcionar trabajo, amigos, cultura, hasta fama si te lo curras. Todo ello nos da una presencia, una voz, un hueco dentro de todo este entramado y amalgama de personas e instituciones que tal y como definió Gianni Vattimo, conforman la “Sociedad Transparente” en la que nos vemos inmersos.

Este altavoz que es Internet, nos puede beneficiar enormemente ya que nos podemos convertir en más que una audiencia, siendo nosotros mismos los que proporcionamos información de lo que verdaderamente conocemos y queremos compartir con el resto de la humanidad. Pero por un momento pensad que vuestra voz no es escuchada, que Internet es un megáfono que solo sirve para dar voces en una ciudad ensordecedora, llena de ruidos estridentes, a cual emitido con más decibelios. ¿Qué pasaría en este caso? ¿Seguiría teniendo sentido las redes sociales?

Sin duda alguna, Internet, al ser un medio en el que todos pueden hablar, se ha convertido en un cajón que más o menos ordenadamente recoge todas y cada una de esas voces, por lo que, a día de hoy nos puede resultar, cuando abrimos esa caja de Pandora, que solo escuchamos ruidos sin poder distinguir lo bueno de lo malo, lo trabajado de lo que no es más que una chorrada fruto de un onanista mental.

Siguiendo este planteamiento ¿de qué nos puede servir realmente las redes sociales aparte de darnos un rato de superflua diversión? Yo me posiciono en el lugar de los apocalípticos de Humberto Eco ya que creo que Internet, Mass Media por excelencia, por ahora más que acentuar la cultura solo apoya a la más ruidosa, la extremadamente mediática o simplemente la que toca en ese momento de forma arbitraria, ya que en muchos casos sigue las modas de los internautas.

Desde este pequeño y humilde espacio, pretendo abogar por la idea de la necesidad de selección y organización de los contenidos en Internet. Desbancar el “todo vale” (por ejemplo el denominado “periodismo ciudadano”) y buscar lo verdaderamente bueno sin dejarnos guiar por las estadísticas, números de visitas o rarezas del producto.
Es necesario formar al internauta, ya que hoy día tenemos la herramienta perfecta para nuestra formación y difusión, pero no tenemos su manual de instrucciones